Centro Astrólogico de Chile
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Lunes, 27 de diciembre de 2021

Taller de Ricardo Andrade, Astrólogo CACH y CAP de ISAR «Escritura y Astrología: entre la pluma y los astros», financiado por FONDART

Publicado por Paulina Peñafiel

Con gran éxito se llevo a cabo el taller “Escritura y Astrología: entre la pluma y los astros”, dictado por el profesor y astrólogo del Centro Astrológico de Chile y CAP-ISAR, Ricardo Andrade. Dicho encuentro se desarrolló en la Biblioteca Escolar Futuro, ubicada en la escuela Familiar Agrícola “Valle del Elqui”, en La Serena – IV Región, durante la segunda semana de noviembre. El proyecto fue financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, tras adjudicarse el FONDART.

Al taller asistieron una docena de personas, todas motivadas por la astrología, la interpretación de su carta astral personal y los arquetipos que rodean su natalidad. Los asistentes materializaron su carta natal en escritos narrativos y poéticos, finalidad del taller, inspirados, entre otras, por el sol, la luna, las distintas casas y los elementos astrológicos.

Los invitamos a leer algunos de los relatos creados por los asistentes.


ALTAMISA

(en quechua significa navio de mar)

En una aldea bañada por el río, este es sustento para sus habitantes, de él extraen las truchas, la totora y en sus orillas abundan infinitas hierbas medicinales que Kiwa, abuela de Altamisa, ocupa para los distintos brebajes, para sanar a los habitantes: ella es la curandera.

Así transcurre la vida de estas dos mujeres: recolección de hierbas, la totora, tejido a telar y la sanación.

Hay una conexión muy especial entre ellas. Kiwa protege mucho a su nieta después de que ella sufriera un accidente en las rocas, desfigurando parte de su rostro. La abuela agotó todos sus conocimientos en la medicina natural con el fin de aminorar sus cicatrices.

Altamisa se convirtió en una hermosa doncella, que se distinguía de las demás por su famosa cabellera negra, en tonalidades de azul, su tez bronceada por el sol y unos grandes ojos verdes. Su abuela tejió un enorme sombrero para que nadie pudiera ver sus cicatrices.

Altamisa podría desplazarse hacia el río, siempre y cuando no hubiese luna llena; su abuela le colocó esa condición.

Una noche de luna llena, ella desobedece, extasiada con la claridad. Se encamina al río, quería bañarse, su cabellera suelta con la brisa se movía como una bailarina; danzando con la música que producen las piedras al chocar unas con otras. Nadie sabe lo que pasó, pero Altamisa desapareció en las cálidas aguas del río, a lo mejor fue porque vio su rostro por primera vez.

Si tú vas al río en luna llena, podrás escuchar las lindas melodías que te harán danzar y podrás encontrar todas las hierbas que sanan.

 

María del Carmen Alfaro

(Kiwa: significa hierba en quecha)

 

LA REINA AMETRINA

Esta es la historia de Ametrina, una reina muy querida en su nación, a la cual sus súbditos acudían constantemente para pedir ayuda sobre variados temas, ya que ella era la justiciera del lugar. Aunque en varias ocasiones ese papel no le agradaba demasiado debido a su vacilación para tomar una decisión final.

Aún así, al ser la reina debía tomar esa tarea con seriedad y compromiso, porque de cierta forma de ella dependía la armonía del pueblo y sus habitantes.

Ametrina sentía mucho estrés cuando la presionaban para tomar una decisión, a veces creía que no estaba a la altura del cargo de reina.

En un momento crucial, donde los habitantes necesitaban respuestas, Ametrina acudió a su querida amiga y consejera, en busca de ayuda y consejos.

Ella le dijo que en muchas ocasiones cedía para agradar al resto y que sus convicciones y pensamientos eran dejados de lado. Además, le dio un consejo que iba a resonar en ella: “sé sincera contigo y conócete al ti misma primero, solo así podrás ayudar al resto”. Con estas palabras rondando en su cabeza, Ametrina se fue a dar un paseo por el campo, que estaba lleno de girasoles y los rayos del sol pasaban a través de las hojas de los árboles. Se sentó en el pasto, mientras observaba la naturaleza a su alrededor. En ese momento se sentía en paz y tranquilidad; todo el estrés se había desvanecido por completo.

Con esta calma en la mente y el corazón, se llenó de seguridad en sí misma y en las decisiones que tomaría de ahora en adelante.

Fue así como llegó al palacio y convocó una reunión para el día siguiente, a la que asistiría todo el pueblo.

Llegada la noche, en un momento de inspiración preparó un discurso que reflejaba lo que ella quería decir. Sintió que era bastante asertivo y con las palabras adecuadas. Esa noche se acostó mucho más relajadas que de costumbre, sintió que se quitó un peso de encima.

Al día siguiente toda la multitud se encontraba en el patio central del reino esperando a Ametrina; todos hablaban hasta que llegó ella.

Procedió a dar su discurso con voz pausada pero convincente. Al terminarlo miró a los ojos de su gente, los cuales reflejaban credibilidad y entusiasmo.

Luego nombró a su amiga como consejera oficial del reino, para que esta le ayudara en momentos difíciles.

Finalmente, Ametrina aprendió a gobernar y a tomar decisiones sin influencia de terceros y confiando en su intuición y capacidades.

 

Vanessa Cabrera

 

EL CABALLERO DE LOS RIZOS DE ORO

Desde la montaña viaja un Gran Caballero con sus rizos de oro, un traje blanco de plata y su vestido de fuego.

Con su resplandor comienza a dar vida a los seres dormidos.

Dormidos por la pena y angustia de no lograr lo necesario para su alegría, de la cual solo se sueña. Solo el Gran Caballero sabe resolver su agonía.

Agonía de la cual el Gran Caballero saca su ironía, porque en la montaña está su alegría.

 

Evelyn Ossandón

 

ALMA TIENE QUE APRENDER

(Aprendiendo a amar mi Tierra)

Alma está preocupada, debe tomar decisiones, es hora de encarnar de nuevo y debe escoger sus cartas. Como siempre, le seducen las aguas; feliz volvería al agua y se sumergiría en la contemplación de Piscis, volvería a ser el monje que hace poco fue o el místico de su vida anterior, ahondaría una y mil veces en ese encuentro espiritual que por tantas vidas la ha acompañado y que desde aquí siente perfecto y por lo demás muy cómodo…, pero no, Alma sabe que le queda mucho por aprender, que tiene pendiente la materia y que si quiere seguir el camino de crecimiento, esta vez le toca lo concreto, le toca experimentar intensamente al ser humano, vivir y hacerse una con la tierra.

Con sus propósitos más claros y haciendo uso de la voluntad, Alma decide firmar sus compromisos, elegir sus acuerdos y trazar su mapa; con la ayuda del Ángel del Nuevo Destino, siempre tan dispuesto a cooperar, debe buscar cuidadosamente el lugar y momento perfecto para nuevamente encarnar.

Tiene claro que si quiere hacerse una con la Tierra, deberá ser mujer, convertirse en Pachamama, en materia fértil, por lo que su sol deberá estar en Tauro, el símbolo fijo de la tierra y lo concreto, quiere sentir y gozar, poder entender todo lo que de ahí emane, de una manera distinta de lo que siempre vio; pero ¿qué pasará con la luna?, ¿podrá esta quizás ser de Cáncer?, cómoda, grata, llena de sentimiento?… no, bien sabe que su luna tendrá que ser la de Virgo, que le otorgará el orden y la rigurosidad que necesita para cumplir con su propósito, aprovechará de ella los dones de servicio que la conectarán con muchos y ayudarán a conocer la divinidad desde otro lado… “¿y qué harás con tu ascendente?” pregunta expectante el Ángel del Nuevo Destino…, Alma cierra los ojos, trata de sentir con claridad, de ser valiente y toma la difícil decisión, “llegaré al mundo a las 9 de la noche, cuando Capricornio esté en el horizonte, este será mi respaldo, será mi tercer ancla, mis herramientas del cielo para asegurarme que podré mantenerme en el camino escogido y no dejarme llevar por todo lo que me seduce”.

Con estas directrices de base, Alma y el Ángel del Nuevo Destino, trazaron el mapa, lo llenaron con algo de agua, aire, un poco de fuego y mucha, mucha tierra; la tierra que pocas veces conoció Alma en sus vidas anteriores y que en esta nueva la llenaría de desafíos y retos, le enseñaría a aprender lento y pausado como le gusta a la Tierra.

Así, el 7 de Mayo de 1968, a las 9 de la noche, Alma aterrizó a vivir su nueva vida, optimista y confiada en que traía su mapa que la ayudaría a cumplir con éxito su nueva etapa.

 

Alejandra Peñafiel

 

 

 

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