Centro Astrólogico de Chile
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Martes, 23 de julio de 2013

Leo – El león de Nemea

Publicado por Paulina Peñafiel
Leo – El león de Nemea

Hoy a las 11:56 AM el Sol entra en Leo

La asociación del signo de Leo con el león va de la mano de la transformación del héroe en rey tras dar muerte a una bestia.
En Babilonia, Gilgamesh vencía a un león en una batalla cuerpo a cuerpo.  En Egipto, el llamado «rey de la selva» tenía un estatus divino como representante de la diosa Sekmeth, quien en el mito arrasa la tierra con su cólera.

Los griegos identificaron el signo con el León de Nemea que debió enfrentar Hércules (Herakles) en el primero de los Doce Trabajos impuestos por la diosa Hera, castigando de esa manera su condición de hijo bastardo de Zeus.
Fiera enorme con una piel a prueba de hierro, bronce y piedra, el león era hijo de Selene, la diosa Luna, y había sido enviado por Hera a la Tierra, donde acabó con la población de Lerna.
Aconsejado por un anciano, Hércules llegó al territorio deshabitado e intentó atacar frustradamente al animal con una lluvia de flechas, una espada y un garrote.
Pero la bestia se mostró invencible e indemne se recluyó en una intrincada gruta que tenía dos entradas.
Hércules bloqueó una de ellas con una red y se aproximó a oscuras por la otra.  El león sacó una de sus garras, pero el héroe consiguió agarrarle del cuello y le apretó hasta matarle con sus propias manos. Luego le quitó la piel y la incorporó a su indumentaria como una armadura que lo haría invulnerable.   En memoria de esta primera hazaña de su hijo, Zeus elevó la figura del León de Nemea a la constelación de Leo.

La pauta de vida de los Leo
En el mito del León de Nemea hay tres rasgos distintivos de la pauta de vida que suelen actualizar los leoninos. La condición bastarda de Hércules alude a la vivencia de ser hijo de un padre herido que se traduce primero en un desengaño del «pater» -generalmente al terminar la infancia- y luego en una invitación a elaborar por si mismo una identidad.
La afrenta supone batallar con la bestia indomable que es el León de Nemea, símbolo de las poderosas pasiones del corazón que presionan como complejos inconscientes o que conducen irreflexivamente todo comportamiento. La lucha es inútil cuando se ocupan las herramientas esperables (flechas, espadas, garrotes) para domar la furia, el auto-engrandecimiento o la cólera instintiva del animal.

Hércules aprende que internarse a oscuras en la gruta y asecharlo con sus propias manos es más efectivo. La decisión constituye una sugerencia de cómo aproximarse a esa sombra que habita escondida en cada leonino:  de modo humilde, sin pretensiones y libre de los ropajes del ego, haciendo en definitiva un trabajo alquímico de las pasiones. Sólo entonces el héroe domina a la bestia, se viste con su piel y adquiere el porte regio de la corte.

Es un león en quien han sido reconocidas e integradas las indomables pulsiones que conforman a la vez su mejor ropaje. De esta manera se corona además la creación más importante de Leo: la identidad del individuo.  Aunque para ello debe cumplir -como todo rey- un rito de pasaje.
Agenda Astrológica 2004 de Paulina Peñafiel y Javier Ibacache

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