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Sábado, 20 de mayo de 2017

Géminis – Las Manzanas de oro del Jardín de las Hespérides

Publicado por Paulina Peñafiel
Géminis – Las Manzanas de oro del Jardín de las Hespérides

Hoy a las 16:31 hrs. (Stgo., Chile 20:31 GMT), el Sol entra en Géminis. Puedes leer la publicación anterior sobre el Signo Aquí.

El trabajo de Hércules que se ha relacionado con Géminis es el de «Las Manzanas de oro del jardín de las Hespérides».

Euristeo, esta vez le encarga a Hércules que traiga las manzanas que la diosa Gea le había regalado a Hera, como presente de su casamiento con Zeus. Se aseguró de no informarle en qué dirección estaba el jardín ni cómo encontrarlo. El recorrido que Hércules tuvo que hacer para llegar al misterioso jardín fue muy complicado, ya que nadie conocía bien su ubicación. El jardín se encontraba en un lejano rincón de occidente situado a los pies del monte Atlas, al norte de África y al borde del Océano Atlántico.

Hera, había plantado el árbol en un precioso jardín, custodiado por las ninfas de la tarde, conocidas como Hespérides y por un dragón-serpiente de cien cabezas, que nunca cerraba sus ojos y tenía muchas voces aterradoras, llamado Ladón.


De estas manzanas del árbol de la vida se fabricaba la ambrosía, el néctar de la eterna juventud que confería a los dioses griegos la inmortalidad.

La historia relata que Hércules, fue primero en busca de las hijas de Zeus y Temis, las misteriosas ninfas, consejeras fundamentales para iniciar con éxito su viaje. Ellas le indicaron que encontrara a Nereo, conocedor único de la ubicación precisa del jardín. También le advirtieron que ocupara su fuerza para obligarlo a mostrar el camino. Hércules tuvo que encadenar a Nereo para que revelara el secreto, ya que se negaba a hablar.

Nereo, llamado el «Viejo del Mar» era un dios sabio, experto en todas las formas de lenguaje y tenía también, el don de metamorfosearse. Era muy elusivo y podía transformarse en león, en serpiente y llamas, sucesivamente. Hércules encontró la manera de vencer a cada una de sus formas, consiguiendo finalmente las indicaciones para llegar al jardín de las Hespérides.

Primero se cruzó con Anteo en forma de serpiente. Luchó con ella hasta que se le ocurrió elevarla del suelo para vencerla y darle muerte, ya que ella tomada su fuerza de la madre tierra. Luego se encaminó hacia el oeste, donde lo esperaba Busiris, hijo de las aguas, el gran engañador, quien le mostró el camino de la ilusión. Busiris logra atar a Hércules frente a un altar y lo mantiene prisionero por un año. Es entonces que Hércules recordó palabras pronunciadas por Nereo: «La verdad está en ti mismo». Con este recuerdo tomó el suficiente aliento para soltarse y atar en su lugar a Busiris. Tanto tiempo frente al altar le aportaron sabiduría, con la que re-emprendió su camino.

El sabio Viejo del Mar indicó el camino al héroe de modo que llegase primero a las tierras cálidas del sur. Pasó por Arabia y luego de atravesar el desierto de Libia, y el Mar Rojo, llegó al Cáucaso. A lo lejos escuchó unos gritos que rompían el aire. Era Prometeo encadenado a una roca, expuesto a un águila que devoraba su hígado diariamente y se regeneraba de noche para volver a ser devorado.

Además de curarle sus heridas, Esquilo, en su tragedia «Prometeo Liberado» cuenta que el sufriente Titán, benefactor de la humanidad, también proporcionó sabios consejos a Hércules. Prometeo envió al héroe a buscar a Atlas, tío y vecino de las Hespérides, sugiriéndole que no entrase por la fuerza en el jardín, sino que le pidiese a Atlas que fuese a buscar las manzanas de oro por él. Lo guió para llegar por un camino directo por tierra firme.

Al retomar su camino, Hércules vio a lo lejos a Atlas, sosteniendo el mundo sobre su espalda. Percibió tanto sufrimiento encarnado en la piel de este Titán, que sin pensarlo dos veces acudió en su ayuda.

Atlas era considerado un dios astuto, artero y tramposo, que fue condenado a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Aceptó ir a buscar las manzanas de oro, pero puso como condición que mientras tanto el héroe sostuviese su carga.  Nada se nos dice del ardid con el que obtuvo las manzanas, pero sí de cómo quiso engañar a Hércules. Atlas cogió las manzanas de oro, pero no para dárselas al héroe, que debía continuar sosteniendo el mundo en su lugar. Al regreso, luego de recoger las manzanas Atlas le comentó a Hércules que ya había sufrido bastante y que la carga le correspondía a él ahora.

Hércules fingió estar de acuerdo, pero le pidió un último favor a Atlas: que el Titán sujetase de nuevo el mundo sobre sus hombros mientras Hércules se acomodaba un cojín en la cabeza. Engañado Atlas depositó las manzanas en el suelo y tomó la carga nuevamente sobre sus hombros mientras Hércules recogió las manzanas y partió con ellas para llevárselas a Euristeo.

Relación con Géminis

  1. La manzana ha figurado durante mucho tiempo, mitológica y simbólicamente como la que trae el conocimiento del bien y del mal. Ha sido el método simbólico de contarnos la historia de la aparición de la mente, el conocimiento de la dualidad, de la atracción de los pares de opuestos, de la naturaleza del alma que es buena y de la naturaleza de la forma que es mala, si retiene el alma y le impide su completa expresión. Las manzanas de las Hespérides son símbolo de la pluralidad, de la síntesis y de los muchos nutridos por el único árbol de la vida.
  2. No se le dijo a Hércules, dónde estaban las manzanas de oro. Él debió explorar de norte a sur y de este a oeste hasta llegar donde las Ninfas que lo datean enviándolo donde Nereo.
  3. Nereo «el anciano del mar», mensajero de los dioses era sabio y experto en todas las formas de lenguaje, muy elusivo, asumiendo muchas formas y rehusaba dar a Hércules respuestas directas. Le ofrece sugerencias, que Hércules no escucha y lo manda retroceder.
  4. Anteo, la serpientedescubre la sabiduría interior.  Era invencible sólo mientras estaba en contacto con la tierra. En cuanto la levantó, se volvió débil. Géminis es un signo de aire y cambiante.
  5. Su encuentro con el espejismo en forma de Busiris, hijo de Poseidón, el gran engañador. Éste era fluido en el hablar y cautivador en lo que decía. Su trabajo era conducir a los hijos de los hombres al error a través de palabras de «aparente» sabiduría. Hércules fue completamente engañado, pero logra contactarse con palabras de Nereo en su interior y liberarse. Encontramos desaliento, tardanza, fracaso y engaño caracterizando esta parte de la prueba.
  6. Luego al encontrar a Prometeo sufriendo, se distrae y desvía de su camino. Lo asiste y recibe consejos también del Titán que le indica visitar a Atlas, un gigante enorme que en su destierro fue obligado a cargar sobre sus espaldas el peso del mundo.
  7. Hércules conocía bien la existencia del temible dragón Ladón, que custodiaba las manzanas junto con las Hespérides. Haciendo uso de su inteligencia, le propone a Atlas que si iba en busca de las manzanas de oro, él sostendría el firmamento en su lugar. Atlas cansado, aceptó, entró al jardín y arrancó los frutos dorados, pero al regresar le dijo a Hércules que quería ir en persona a entregar el preciado botín a Euristeo. Hércules tuvo que pensar rápidamente una respuesta. Le dice que está de acuerdo pero que antes, le ayudara a acomodarse una almohadilla que le permitiera amortiguar el peso de la carga.
  8. El Titán no se dio cuenta del engaño y cargó nuevamente sobre sus espaldas todo el peso de la bóveda celeste. Hércules tomó las manzanas de oro y salió rápidamente hasta llegar ante Euristeo.

Después de esta tarea, se liberó y volvió más sabio a su camino.

FUENTE:  «Los Trabajos de Hércules», Alice Bailey

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