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Sábado, 22 de septiembre de 2018

Equinoccio de Primavera – El Sol ingresa en Libra

Publicado por Paulina Peñafiel
Equinoccio de Primavera – El Sol ingresa en Libra

Hoy a las  22:55 el Sol ingresa en Libra, dando inicio a la Primavera
en el Hemisferio Sur y al Otoño en el Hemisferio Norte
(Stgo., Chile 1:55 AM GMT del 23 de Septiembre)

Libra – El Juicio de Paris


Libra es el único signo del zodíaco que se representa con un objeto elaborado por el hombre: la balanza. En la Antigüedad, esa zona del cielo se denominaba Chelae, «las pinzas del escorpión», ya que era una extensión de la constelación de Escorpio. No fue sino hasta el siglo II d.C que se le identificó con la balanza de la diosa Astrea, emplazada en Virgo, y con los juicios referidos en distintas tradiciones, como la egipcia, donde el alma de los muertos era pesada en una gran balanza por Maat, la diosa de la Verdad.

Entre los griegos, el juicio más célebre fue aquel que debió dirimir el príncipe Paris, hijo del rey Príamo de Troya, que a temprana edad había sido abandonado luego que un oráculo advirtiera que el niño se convertiría en la ruina de su país.
Tras ser amamantado por una osa, Paris fue criado por un pastor.  Se hizo hombre cuidando el rebaño y llenando buena parte de su tiempo de románticas conquistas a causa de su atractivo, fortaleza e inteligencia, que testimoniaban su cuna real.
Cuando estalló en el monte Olimpo una disputa entre Hera (reina de los dioses), Afrodita (diosa del Amor) y Atenea (diosa de la Justicia y la Sabiduría) sobre quién era la más bella, Zeus pidió el arbitrio del joven príncipe y le encomendó entregar una manzana de oro a quien él considerara la más encantadora. Paris se resistió a emitir un juicio y propuso dividir el fruto en tres partes iguales. Zeus no aceptó la evasiva y le exigió una respuesta concreta.
Las diosas se aparecieron entonces ante el príncipe y le ofrecieron sus mejores atributos a cambio de ser elegidas:  Hera le prometió riqueza y soberanía sobre Asia; Atenea, victoria y sabiduría en todas las batallas; y Afrodita, el amor de Helena, la hija de Zeus y Leda, considerada la mujer más bella de la Tierra.

Paris objetó que esta última ya estaba casada con el rey Menelao de Micenas, pero Afrodita prometió hacerse cargo del asunto. Entonces el príncipe le entregó la manzana de oro y el arbitrio le ganó la enemistad de las otras dos diosas. Con el favor de Afrodita, Paris y Helena se enamoraron y en ausencia del rey, huyeron de Micenas.

El rescate de la doncella dio pie a la Guerra de Troya, donde Hera y Atenea hicieron patente el costo de la elección del príncipe, destruyendo el país y materializando la profecía del oráculo.

La pauta de vida de los Libra


Paris tiene que emitir un veredicto que implica en el tiempo una evaluación personal y una decisión ética. Es un ser humano dirimiendo una disputa entre los dioses, lo que supone juzgar atributos arquetípicos y primordiales que el héroe está llamado a respetar y que equivalen a distintos recursos del ego.

El mito resalta las consecuencias de la decisión -materializada en la Guerra de Troya- y con ello alude a la pauta que cruza la biografía de los representantes del signo:  elegir entre los valores internos más profundos y, por ende, verse forzados a actuar en sentido contrario a su deseo innato de tener de todo un poco. Deben escoger algo a expensas de otra cosa.  Paris no se muestra atraído por la soberanía mundana que le ofrece Hera ni por el triunfo en las batallas que le promete Atenea, ya que ambas dimensiones de la experiencia parecen ajenas a Libra. Prefiere el amor de la mujer más bella, un impulso innato del signo que habla de la reafirmación en el exterior del valor de cada cual.

Un juicio como el del príncipe de Troya tiene consecuencias psicológicas, ya que excluye o reprime otros contenidos del psiquismo, simbolizados por Hera y Atenea, que habrán de reclamar espacio.  Esto conlleva una gran ambivalencia y en ocasiones un gran sufrimiento que se encubre con un espíritu armónico.

La encrucijada sugiere que a la base de la popular indecisión de Libra está el miedo a las consecuencias de toda elección. Y es que -como habrá de ocurrir durante la guerra de Troya- ello supone enfrentarse cara a cara con los aspectos inmorales y desordenados de la vida que fragmentan y dividen la deseada unidad.

El esfuerzo por mantener en perfecto equilibrio los platillos de la balanza no consigue escapar ni de los extremos ni de la violación de las leyes. Al contrario, parecen necesarios a fin de que Libra profundice en el conocimiento del proceso de decisión.

Agenda Astrológica 2004 de Paulina Peñafiel y Javier Ibacache

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